«Fuera el hielo que cubría el lago se había fundido por completo» (p. 48)
«Todas las paredes, desde abajo hasta arriba, estaban cubiertas por una interminable estantería en forma de hélice repleta de volúmenes bellamente encuadernados» (p. 71)
«Aquí ya no hay números, solo líneas, todas de la misma longitud y con una marca sobre ellas. Las marcas no siempre están a la misma distancia de los extremos. (...) Todos los números del código han sido transformados en decimales, en fragmentos de un segmento de longitud constante...» (p. 190)
«Ella huyó del reino porque no soportaba su perfección, una perfección que hacía imposible la virtud, porque no te daba posibilidad alguna de elegir.» (p. 255)
Fundido, hélice, segmento y virtud, y mis ojos viendo la física, la biología, las matemáticas y la filosofía. Unos ojos que tiempo atrás no veían, ni siquiera intuían, nada parecido. O quizá sí, pero sin palabras para explicarlo. Encuentro que soy muy distinto al que fui, aunque sigo buscando con los sentidos abiertos. Algo queda.