13 de febrero de 2011

El lado oscuro de Google

El lado oscuro de Google es un ensayo realizado por un colectivo italiano de nombre ippolita. Editado por la editorial Virus, que tiene su sede en una calleja de Barcelona, me lo auto-regalaron los Reyes Magos que lo encontraron en una librería diferente, que se llama La pantera rossa y que está en la calle San Vicente de Paul de Zaragoza. 
Lo primero que llama la atención es que sea un colectivo el que firma y no solo una o unas pocas personas. Parece difícil que unos cuantos se puedan poner de acuerdo para escribir y mucho más un ensayo, pero lo que esto muestra es que el espíritu colaborativo de la gente vinculada a los programas de código abierto (tipo Linux) no tiene límites. Ellos mismos lo comentan en las páginas 83 y 84 cuando hablan de los desarrolladores de Linux


«La nueva técnica cooperativa propuesta por el underground digital ha vuelto del revés la ley de Brooks (...) en la medida en la que crecen las complejidades aumentan de forma exponencial los errores y, por lo tanto, un proyecto al que contribuyen millares de desarrolladores tendería a ser un código inestable y lleno de bugs. En cambio, mediante la revelación de los códigos fuente, la circulación libre en Internet de la documentación, la cooperación y el feed-back espontáneo de un número cada vez más elevado de sujetos en juego, las comunidades libres han demostrado que es posible una enorme mejora en la construcción de artefactos digitales, tanto desde el punto de vista del resultado como del proceso.»

Me parece extraordinario que una organización sin cabeza sea capaz de logros tan extremos como todo un sistema operativo, trabajo que parece que solo puede emanar de una organización empresarial, con una estructura racional del trabajo. Pues mira tú, no hace falta, basta con voluntarios y voluntad de poner el conocimiento en común.

Pasando un poco más hacia el contenido del libro, las críticas a Google se pueden resumir en:

  1. Intento de convertirse en el monopolio de las búsquedas.
  2. Intento de acaparar toda la información, incluida aquella a la que no se debería acceder (correos electrónicos, documentos, etc.)
  3. Utilización de avances del software libre para hacer software propietario. 
  4. Querer parecer un  motor de búsqueda instantáneo.
Vamos a quedarnos con esta última. En principio todos estamos acostumbrados a trabajar con Google, hacemos una pregunta y en menos de un segundo obtenemos una respuesta. Pero el problema está ahí. En ese intervalo de tiempo, Google sólo nos puede suministrar una respuesta pre-cocinada, teniendo en cuenta datos que ha tomado previamente de nosotros al navegar (país en el que nos movemos, tipos de páginas que consultamos, links que pinchamos con más frecuencia). En definitiva, lo que tenemos no es LA búsqueda, sino NUESTRA búsqueda, una búsqueda más o menos personalizada y que, por tanto, nos conducirá siempre hacia un tipo de respuestas, más o menos dirigidas, menos o más inocentes.

«Existe una distinción profunda entre buscar y encontrar. Google nos hace encontrar las cosas, produce satisfacción, sensación de acumulación. Pero podría no ser tan interesante el hecho de "encontrar" como el acto mismo de "buscar"; quizás sea interesante no encontrar nada, pues si no se consigue encontrar quiere decir que estamos sumergidos en la búsqueda.» (p. 161)
Fragmento que me trae a la mente a Lucas diciendo que no "busca" algo (un coche, una pieza de un rompecabezas,...). Es posible que no se esté equivocando, que lo que quiere es no encontrarla para alargar así el proceso de la búsqueda (y el juego).

Termino con dos avisos
«La rapidez en alcanzar el resultado va en detrimento de la calidad de la búsqueda.»      (p. 155) 
y
«Debemos recordar siempre que la calidad de las respuestas depende de nuestra subjetiva percepción de la aceptabilidad del resultado. Para poder aceptar o rechazar un elaborado de búsqueda resulta esencial el ejercicio de la capacidad crítica, la conciencia de la subjetividad del propio punto de vista.» (p. 151)
No es que no se tenga que usar Google, ni mucho menos. Pero queda claro que, aunque Google puede ayudarnos a buscar, no puede (ni debe) sustituirnos para encontrar.