28 de mayo de 2010

La lluvia amarilla

Comencé a leer este libro animado por tratarse de un relato sobre Ainielle, un pueblo abandonado en Huesca, como tantos que he conocido, ya abandonados, ya recuperados para otras actividades o recuperados para vivir en ellos. Lo cierto es que en ellos siempre se mezcla la belleza del lugar con la tristeza del camino andado y desandado; lo difícil que es construir un lugar para vivir y lo sencillo que le resulta al tiempo desordenar el orden humano.

«Visto desde los montes, Ainielle continúa conservando, pese a todo, la imagen y el perfil que tuvo siempre: la espuma de los chopos, los huertos junto al río, la soledad de sus caminos y sus bordas y el resplandor azul de las pizarras bajo la luz del mediodía o de la nieve.» (p. 75)

Demasiada tristeza, locura y soledad en este libro.

5 de mayo de 2010

Patas Arriba y La elegancia del erizo

Esto es solo una frase que cita Galeano en Patas Arriba. Me gustó mucho y no he podido resistirme a incluirla en el Blog:

«Tenía tan mala memoria que se olvidó de que tenía mala memoria y se acordó de todo.» Ramón Gómez de la Serna, citado en la página 269 de Patas Arriba


Con esta frase comienzo a saldar una deuda, de casi un año. El verano pasado leí La elegancia del Erizo y olvidé marcar aquello que me gustó. He tenido que esperar hasta ahora para que una lectora a la que avisé (y que fue quien descubrió este libro entre los miles de la feria del Libro de Madrid 2009) me volviera a indicar que, en la página 170 comienza un capítulo dedicado a la gramática. El fragmento elegido es el siguiente:

«...la gramática es una vía de acceso a la belleza. (...) Eres capaz de reconocer una expresión elegante o un buen estilo. Pero cuando se estudia gramática, se accede a otra dimensión de la belleza de la lengua. Hacer gramática es observar las entrañas de la lengua, ver cómo está hecha por dentro, verla desnuda, por así decirlo. (...) sólo saber que hay varias naturalezas de palabras y que hay que conocerlas para poder utilizarlas y para estar al tanto de sus posibles compatibilidades, hace que me sienta como en éxtasis. Me parece, por ejemplo, que no hay nada más bello que la idea básica de la lengua, a saber; que hay nombres y verbos. Sabiendo esto, es como si ya te hubieran enunciado la esencia de todo. Es maravilloso, ¿no? Hay nombres, verbos...» (p. 174)

Sólo añadir dos cosas, una es que, paralelamente, la lógica es la vía de acceso a la belleza del pensamiento y que hasta ahora no he encontrado nada más sorprendente que ver cómo un niño comienza a manejarse con ambas sin saber qué son.

La elección de la frase de Ramón Gómez de la Serna no es sino porque la encuentro atractiva en sus vertientes gramatical y lógica.