31 de mayo de 2008

El viaje a la felicidad

Tercera y, de momento última, etapa de este camino por los libros que tratan de la felicidad. El camino se inició en marzo con el libro de Alex Rovira y Francesc Miralles El laberinto de la felicidad, continuó en abril con La conquista de la Felicidad, de Bertrand Russell y termina en mayo con este Viaje a la felicidad.

Del primero al segundo ya hubo un cambio significativo, y del segundo a éste también lo ha habido. Si en el primero había autoayuda y en el segundo un exceso de elevar a general lo vivido por el autor, ahora nos encontramos con ganas de arrojar luz (científica) sobre un tema tan poco cuantificable como la felicidad (¿y no era lo cuantificable el objeto de la ciencia?). Si dejamos a un lado esta pequeña objeción lo que se tiene es un libro con (algunas) claves psicológicas de la felicidad, que surge como una nueva necesidad asociada a la longevidad.

Quizá la primera sorpresa llega de la mano de las emociones, comparando con el poder que Russell concede a la racionalidad a la hora de alcanzar la felicidad, aquí, Punset las sitúa como una necesidad de la razón para no perderse en situaciones que exijan tomar una decisión. Emociones que, a diferencia del resto de los animales, tenemos mezcladas y, como consecuencia de ello...





"(...) se da un ejemplo patético de desinformación y desconocimiento de nuestra propia biología cada vez que se aprovecha un púlpito, una cátedra, un foro o un parlamento para aseverar sin matices." (p. 63)




No está mal, parece que por fin la ciencia puede poner un límite al maniqueismo. Lo que pensamos lo pensamos con matices y, por tanto no es una cuestión de blanco o negro. Entiendo que la comprensión profunda de algo tan sencillo nos evitaría un montón de infelicidades. Pero bueno, más allá de todo esto Punset nos revela su utilidad:





"Si antes no sabíamos para qué servían las emociones, ahora constatamos que sin ellas no tomaríamos nunca decisiones" (p. 82)

Como ya decía antes, necesitamos de las emociones, pues la pura racionalidad no nos sirve. La decisión final depende (menos mal) de las emociones y eso nos convierte en algo más que máquinas pensantes, pues también somos máquinas emocionales, lo cual es un alivio.


El libro continúa desgranando causas de infelicidad, mitos acerca de la felicidad y cosas que, de verdad forman parte de la felicidad, hasta llegar al final a una fórmula de la misma. yo por mi parte me detengo en una concreta (quizá porque como dice Ana en su comentario del post anteriro, cada uno lee desde su subjetividad). Según el libro, una causa de infelicidad es la competición, competimos con nuestros congéneres, cuando probablemente sería mucho mejor colaborar con ellos. Pero es que la competición la tenemos grabada a fuego desde nuestra inclusión en un sistema educativo que la promociona:




"(...) ¿es adecuado un sistema educativo puramente competitivo si se quiere fomentar una sociedad cooperativa?" (p. 131)
El modelo educativo imperante consiste en encerrar en un espacio reducido a un grupo de niños de la misma edad para que desarrollen exactamente las mismas aptitudes (...). Se trata de amoldarlos a un modelo concreto; no de una convivencia entra una variedad de personas de edades y aptitudes variadas, desarrollando caminos personales y colaborando entre sí para ayudarse mutuamente y como grupo. (...) Si se pretende formar adultos que sepan colaborar, éste es el peor sistema posible. (...) Es necesario idear un sistema educativo capaz de fomentar los valores de colaboración, cosa que sólo se consigue si (...) los niños (...) llegan a confiar en el resto y en que, a largo plazo, les resultará más beneficioso colaborar que competir."



No parece mala idea. Si dejaramos de percibir al otro como un competidor seguramente tendríamos una posibilidad de colaborar con él con beneficio propio y también para él. Quizá lo que ocurre es que siempre tenemos que medir los beneficios en términos económicos (cuando no monetarios), una lástima, pero quizá se pueda intentar...

25 de mayo de 2008

Presentimiento

Voy a tratar de comentar este microrrelato incluido en la página web del programa de Televisión Española Página2. Si queréis acceder al microrrelato original, podéis hacerlo pinchando aquí.

Se dan en este relato varias circunstancias. En primer lugar que llegué a él a partir de una búsqueda genérica por los apellidos. En un gesto algo vanidoso, uno se siente tentado de meter sus propios apellidos en google a ver en qué circunstancias aparece (él o los que se apellidan como él) y esta vez hubo sorpresa (agradable): el primer poema publicado (hecho público) de un autor que, además, es mi hermano. El poema/microrrelato es este:



Presentimiento azaroso de briznas de desencuentro
que en la mente se hacen peso
mediante el momento perpetuo y la tenue mirada.

Por eso, ya solo seremos
las Madres de cuerpos que exploran la calma
los Padres de un tiempo aferrado a romper,
como rompe la espuma, las continuas olas
que el frío, ofuscado en su furia, nos lanza.



La segunda circunstancia es que yo ya sabía que Mario escribe poesía (de hecho he leído bastantes poemas suyos). Hace algún tiempo estuve tentado de publicar en este leerxhablar un post sobre alguno de ellos, pero me retuvo la falta de publicación o de permiso de hacer público lo que permanece oculto.

La tercera cuestión curiosa es que tengo en mi buzón de correo un mail en el que Mario me explica lo que ha querido plasmar con su Presentimiento, mail que yo no he leído, porque me divierte más el juego de dar una interpretación "a ciegas" de este poema y, de paso, esperar a ver si lo que he leído ha coincidido con lo que se escribió.

He estado pensando sobre este "juego" en los últimos días. Al nivel particular del poema y al nivel general de la interpretación. Parece claro que toda comunicación es objeto de varias interpretaciones. En primer lugar, el emisor tiene que trasladar la información química alojada en su mente a unas palabras que, en un segundo momento, tendrán que volver a ser reinterpretadas en términos químicos en otra mente (o eventualmente en la misma). Esta reinterpretación se elaborará en unas circunstancias muy especiales y, seguramente, muy diferentes del momento, estado físico y/o mental que llevaron al autor a escribirlas. Además de esas circunstancias nos encontramos con el bagaje personal de cada uno de los intervinientes y el sentido y profundidad que le demos a cada palabra, etc. Por eso me interesa tanto este juego, porque voy a interpretar el texto (sin explicación de las circunstancias del autor) desde mis circunstancias y vamos a poder comprobar la dificultad (y por poco que lo pensemos, la casi mágica posibilidad) de cualquier acto comunicativo. Cito a Punset en el viaje a la felicidad y comienzo con mi comentario:

"Somos capaces de comunicarnos, justamente, porque --a veces-- sabemos diseñar representaciones que nos liberan del caudal de información y emociones que colman un concepto."

Vamos allá. En primer lugar el título es Presentimiento. Esta palabra es un sinónimo de presagio o premonición, pero, como tantas veces ocurre con los sinónimos, no dicen exactamente lo mismo, pues, en general las tres se utilizan para decir que se tiene la intuición de que algo (un suceso) va a ocurrir, pero un sentimiento no es un suceso, así que me lo he tomado por ahí. En mi opinión, lo que se expone en este poema es un pre-sentimiento. Lo que se ve en el futuro es más un sentimiento (un desánimo) que un suceso y, así, podemos ir pasando al poema.

En los primeros tres versos aparece la forma en la que el autor llega a ese presentimiento. A partir de un "des-encuentro", de un "encontrarse fuera de lugar" con dos manifestaciones típicas.

El resto, los otros cinco versos, hablan de lo pre-sentido, seremos (nosotros mismos y quienes nos sucedan a modo de "hijos") sujetos que se debaten entre la inacción (explorar la calma) y la lucha a contracorriente (romper las olas que el frío nos lanza)

Si hay algo de esperanza en este poema, yo la encuentro en el final. Siempre habrá un motivo, un espacio, una posibilidad de luchar contra la opresión de un sistema que nos invita a la inacción.

18 de mayo de 2008

Los pésimos ejemplos de Dios, según la Biblia

En la línea del libro de Dawkins (entrada del 27 de enero) ví este libro de Pepe Rodríguez en un estante y me decidí por él. En el libro encontramos relatos de la biblia comentados (casi todos son del antiguo testamento).
La situación de partida es la siguiente: Si hemos de considerar la Biblia como dictada por el propio Dios (en cursiva como autor que es) y, por tanto, ha de considerarse verdadera por quienes crean en ese Dios, entonces ¿cómo se pueden admitir entonces estos relatos como los ejemplos que quiso dejar Él para la posteridad?
El libro cuenta con numerosos ejemplos de actos inadmisibles (y no solo desde el punto de vista moral actual) y de otros increíbles (pero claro, si por medio está la "mano de Dios"...), aunque hay que reconocer que se hace algo pesado de leer, sobre todo al final. Para establecer lo mismo Dawkins utiliza unas 20 páginas de su libro El espejismo de Dios (paginas 254 a 272) aunque este libro tiene el valor añadido de que contiene fragmentos largos de la Biblia, que narran episodios completos y evitan que pensemos que estamos ante interpretaciones de la "Palabra".
En todo caso, y a modo de resumen, a mi la parte que más me interesó fue el capítulo 4 titulado "Dios consideró hombres justos a quienes ofrecieron a sus hijas o esposas para ser violadas por la chusma" y el principio del capítulo 5 sobre todo el pasaje en que "las hijas de Lot emborracharon a su padre para tener sexo con él y quedar preñadas". El primero es terrorífico, pero el segundo es muy divertido ( y son 5 páginas de la 81 a la 85)
Os pongo una cita de la parte final. En la página 210, después del fragmento dedicado a Sansón ("un juez pronto de bragueta y muy corto de entendederas", según Pepe) aparece lo siguiente:



"La palabra de Dios evidencia aquí su enseñanza: aunque un tonto útil sea causa de vergüenza pública por sus actos necios, deplorables y hasta criminales, éstos deben ser olvidados o reinterpretados a fin de quienes se beneficien de ellos puedan ensalzarlos como gloria bendita de heroica memoria."


Y es que hay que ver lo lejos que está la historia de Sansón de la Biblia de aquella que todos tenemos en mente (sea por las catequesis que sufrimos o por las películas de Hollywood que reponen todas las "semanasantas"). Aunque de esto no debemos culpar a Dios (pues la historia puede leerse en la Biblia), sino a sus exégetas o exe-jetas, porque la verdad es que le echan un morro...


Este fragmento tiene una nota al pie con la que no puedo más que estar de acuerdo:


"Una enseñanza divina, dicho sea de paso, bajo la que subyace, en síntesis, la dinámica social que permite crear héroes históricos en cualquier sociedad y época."


A lo que yo añadiría: "según el interés de quien eventualmente se encuentre gobernando."